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Adrián López Ortiz

02/03/2017 - 12:00 am

#Ahora nace con idea, todavía le falta power

El domingo 26 de febrero, en la emblemática Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, un grupo de ciudadanos presentó su movimiento político #Ahora. “¡Ya se les acabó la fiesta!”, espetó contundente Emilio Álvarez Icaza a la clase política mexicana durante su discurso de lanzamiento. ¿Qué es? Según su página oficial: “Ahora es una iniciativa de […]

Veremos muy pronto si #Ahora lo logra. Se necesita creatividad y mucha paciencia. Me queda el sabor de boca que la justificación es más que suficiente: la clase política no nos representa. Foto: Cuartoscuro

El domingo 26 de febrero, en la emblemática Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, un grupo de ciudadanos presentó su movimiento político #Ahora.

“¡Ya se les acabó la fiesta!”, espetó contundente Emilio Álvarez Icaza a la clase política mexicana durante su discurso de lanzamiento.

¿Qué es?

Según su página oficial: “Ahora es una iniciativa de personas comunes que queremos cambiar las condiciones de impunidad y corrupción, desigualdad, pobreza y exclusión, de inseguridad y violencia, para recuperar el proceso del cambio democrático en México.”

#Ahora propone a Álvarez Icaza, reconocido académico y activista, como Candidato Independiente a la Presidencia en 2018 y aspira a convertirse en un movimiento ciudadano nacional organizado de manera austera y horizontal, apegado a un claro Código de Ética interno que privilegia el rechazo total a la corrupción.

El modelo se sustenta en una unidad de organización básica: el círculo. Una grupo de cinco personas, integrados de manera libre y abierta que se registran a través de la página de internet oficial del movimiento.

Es decir, el modelo le apuesta a la capacidad de organización de los mexicanos. Es un voto de confianza, un desafío al corporativismo, pero también un verdadero reto en un país que se distingue por no ponerse de acuerdo en casi nada sin estructuras jerárquicas formales.

El diagnóstico político de #Ahora sirve para justificar su nacimiento: “Los partidos políticos en México no son democráticos, ni en la forma en que definen a sus dirigentes, ni en el mecanismo de elección de sus candidatos y candidatas.”

“Hay un abismo entre estas élites y la gente en México, no nos sentimos representados e incluidos en la toma de decisiones, la democracia está vacía porque no hay gente ahí.” Y ante ese vacío de representación, #Ahora le apuesta a la acción coordinada en dos sentidos: desarrollar un programa de gobierno que sea capaz de ofrecer respuestas a los problemas centrales del país y, en segundo lugar, a la construcción de una plataforma de candidaturas que lleguen a las boletas en el 2018.

Es decir, #Ahora no se asume como un movimiento testimonial que quiera solamente aportar al debate democrático, sino como un movimiento que quiere proponer candidatos competitivos, ganar elecciones y gobernar territorios. Eso me gusta.

Y ahí es dónde #Ahora verá la prueba de fuego: en su capacidad para construir un verdadero movimiento nacional. Un movimiento que recorra los estados y se aleje de la visión centralista de la Ciudad de México. Un movimiento en el que quepan sí, los capitalinos, pero también el bajío, los norteños, la frontera y el sureste.

Algo que solo el PRI con su corporativismo pudo alcanzar. Algo que ni el mismo López Obrador ha construido tras 18 años de “andar” el país. Tal vez por eso las críticas tempranas de Morena y sus huestes hacia #Ahora, porque de entrada amenaza su bastión de izquierda citadina.

Veo con buenos ojos la propuesta y la calidad de la gente que integra de inicio este movimiento, tengo respeto profesional y personal por muchos de ellos. De entrada eso es una buena señal en un país en que a la política le falta contenido.

Pero no alcanza con buenas ideas y ser buena persona. Lo difícil es organizarse, ponerse de acuerdo, tirar el ego y privilegiar intereses superiores.

Veremos muy pronto si #Ahora lo logra. Se necesita creatividad y mucha paciencia. Me queda el sabor de boca que la justificación es más que suficiente: la clase política no nos representa. Me gusta el modelo: transformar el hartazgo en organización. Pero no me fascina la amplitud del para qué: la desigualdad, la inseguridad, la representación, la corrupción…

Los electorados se han vuelto cada vez más difíciles. La comunicación política se reconfigura completa en estos tiempos digitales. La construcción de la opinión pública es cada vez más compleja. Precisamos mensajes más claros y contundentes para construir unidades más amplias.

#Ahora arranca con idea, todavía le falta power. Tienen 7 meses para mostrarlo.

 

Adrián López Ortiz
Es ingeniero y maestro en estudios humanísticos con concentración en ética aplicada. Es autor de “Un país sin Paz” y “Ensayo de una provocación “, así como coautor de “La cultura en Sinaloa: narrativas de lo social y la violencia”. Imparte clase de ética y ciudadanía en el Tec de Monterrey, y desde 2012 es Director General de Periódicos Noroeste en Sinaloa.

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